El Amor es Ciego - Poemas de Amor

El Amor es Ciego - Poemas de Amor


El Amor es Ciego - Poemas de Amor
_Cuándo las ganas de reir estén ausentes, recuerda uno de los mejores momentos de tu vida, y dejalo correr por las calles de tu mente...
_¿Cómo quieres que te olvide si al empezar a olvidarte me olvido del olvido y empiezo a recordarte?
_Sólo le tengo miedo a una cosa en la vida: lo que hay después de ella.
_Si de verdad amas a alguien déjalo ir, si vuelve es porque siempre te amó, si no es porque nunca lo hizo.
Carta con Poema de amor

Carta con Poema de amor


Carta con Poema de amor
_Cuándo las ganas de reir estén ausentes, recuerda uno de los mejores momentos de tu vida, y dejalo correr por las calles de tu mente...
_¿Cómo quieres que te olvide si al empezar a olvidarte me olvido del olvido y empiezo a recordarte?
_Sólo le tengo miedo a una cosa en la vida: lo que hay después de ella.
_Si de verdad amas a alguien déjalo ir, si vuelve es porque siempre te amó, si no es porque nunca lo hizo.
A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España

A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España

A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España

LLEGASTE a mí directamente del Levante. Me traías,
pastor de cabras, tu inocencia arrugada,
la escolástica de viejas páginas, un olor
a Fray Luis, a azahares, al estiércol quemado
sobre los montes, y en tu máscara
la aspereza cereal de la avena segada
y una miel que medía la tierra con tus ojos.

También el ruiseñor en tu boca traías.
Un ruiseñor manchado de naranjas, un hilo
de incorruptible canto, de fuerza deshojada.
Ay, muchacho, en la luz sobrevino la pólvora
y tú, con ruiseñor y con fusil, andando
bajo la luna y bajo el sol de la batalla.

Ya sabes, hijo mío, cuánto no pude hacer, ya sabes
que para mí, de toda la poesía, tú eras el fuego
azul.
Hoy sobre la tierra pongo mi rostro y te escucho,
te escucho, sangre, música, panal agonizante.

No he visto deslumbradora raza como la tuya,
ni raíces tan duras, ni manos de soldado,
ni he visto nada vivo como tu corazón
quemándose en la púrpura de mi propia bandera.

Joven eterno, vives, comunero de antaño,
inundado por gérmenes de trigo y primavera,
arrugado y oscuro como el metal innato,
esperando el minuto que eleve tu armadura.

No estoy solo desde que has muerto. Estoy con los que
te buscan.
Estoy con los que un día llegarán a vengarte.
Tú reconocerás mis pasos entre aquellos
que se despeñarán sobre el pecho de España
aplastando a Caín para que nos devuelva
los rostros enterrados.

Que sepan los que te mataron que pagarán con sangre.
Que sepan los que te dieron tormento que me verán
un día.
Que sepan los malditos que hoy incluyen tu nombre
en sus libros, los Dámasos, los Gerardos, los hijos
de perra, silenciosos cómplices del verdugo,
que no será borrado tu martirio, y tu muerte
caerá sobre toda su luna de cobardes.
Y a los que te negaron en su laurel podrido,
en tierra americana, el espacio que cubres
con tu fluvial corona de rayo desangrado,
déjame darles yo el desdeñoso olvido
porque a mí me quisieron mutilar con tu ausencia.

Miguel, lejos de la prisión de Osuna, lejos
de la crueldad, Mao Tse-tung dirige
tu poesía despedazada en el combate
hacia nuestra victoria.
Y Praga rumorosa
construyendo la dulce colmena que cantaste,
Hungría verde limpia sus graneros
y baila junto al río que despertó del sueño.
Y de Varsovia sube la sirena desnuda
que edifica mostrando su cristalina espada.

Y más allá la tierra se agiganta,
la tierra
que visitó tu canto, y el acero
que defendió tu patria están seguros,
acrecentados sobre la firmeza
de Stalin y sus hijos.
Ya se acerca
la luz a tu morada.
Miguel de España, estrella
de tierras arrasadas, no te olvido, hijo mío,
no te olvido, hijo mío!
Pero aprendí la vida
con tu muerte: mis ojos se velaron apenas,
y encontré en mí no el llanto,
sino las armas
inexorables!
· Espéralas! Espérame!

Poemas de Pablo Neruda
Cien sonetos de amor de Pablo Neurda

Cien sonetos de amor de Pablo Neurda

Cien Sonetos de amor

Soneto I

Soneto II

Soneto III

Soneto IV

Soneto V

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Soneto C
Pablo Neruda | Biografia | Vida.

Pablo Neruda | Biografia | Vida.

Pablo Neruda

Pablo Neruda es un poeta chileno galardonado con el Premio Nacional de Literatura y el Premio Nobel de Literatura. También se desempeñó como diplomático y fue miembro activo del partido comunista, compromiso político que muchas veces se ve plasmado en sus obras. Ampliamente conocido por sus obras Veinte poemas de amor y una canción desesperada y sus Cien sonetos de amor, también es el autor de poemas tales como Ahora es Cuba, Alturas de Macchu Picchu, Los enemigos y Si tú me olvidas, entre tantas otras.

Poemas de Pablo Neruda


A continuación, los mejores poemas de Pablo Neruda:

-20 Poemas de amor

-Cien Sonetos de amor ojo

-A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España

A mis obligaciones

A Rafael Alberti

A todos, a vosotros...

A una estatua de proa (elegía)

Agua sexual

Ahora es Cuba

Al pie desde su niño

Alberto Rojas Giménez viene volando

Algunas bestias

Alianza (Sonata)

Allá voy, allá voy, piedras, esperen!

Alturas de Macchu Picchu

América insurrecta (1800)

América, no invoco tu nombre en vano

Amiga, no te mueras...

Amo, Valparaíso, cuanto encierras...

Amor

Amor América

Ángela adónica

Apogeo del apio

Aquí viene Nazim Hikmet

Araucanía, rosa mojada, diviso...

Araucaria

Arena americana, solemne...

Arte magnética

Arte poética

Barcarola

Barrio sin luz

Bella

Bernardo O'Higgins Riquelme (1810)

Bodas

Caballero solo

Caballo de los sueños

Cabeza a pájaros

Canto a las madres de los milicianos muertos

Celebración

Colección nocturna

Cómo nacen las banderas

Con Quevedo, en primavera

Cuándo de Chile

De endurecer la tierra...

Débil del alba

Déjame sueltas las manos...

Descubridores de Chile

Desespediente

Disposiciones

Diurno doliente

Dónde estará la Guillermina?

Educación del cacique

El abandonado

El barco

El cazador en el bosque

El fantasma del buque de carga

El fuego cruel

El futuro es espacio

El gran mantel

El gran océano

El mar

El miedo

El monte y el río

El pájaro yo

El pastor perdido

El poeta se despide de los pájaros

El río

El sobreviviente saluda a los pájaros

El sol

El sur del océano

El tigre

El viento en la isla

El vuelo

En ti la tierra

Enfermedades en mi casa

Entierro en el Este

Entrada a la madera

Envío (1949)

Epitalamio

Esclava mía...

Esta campana rota...

Están aquí

Estatuto del vino

Explico algunas cosas

Fábula de la sirena y los borrachos

Farewell

Feliz año para mi patria en tinieblas

Final

Galope muerto

Guayaquil (1822)

Hago girar mis brazos...

Himno y regreso (1939)

Homenaje a Balboa

Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana

Jardín de invierno

José Miguel Carrera (1810)

Josie Bliss

Juntos nosotros

La ahogada del cielo

La calle destruida

La carta en el camino

La casa de las odas

La gran alegría

La línea colorada

La lluvia (Rapa Nui)

La mamadre

La muerte

La poesía

La rosa del herbolario

La tarde sobre los tejados

La tierra

La tierra combatiente

La tierra se llama Juan

La tortuga

Las agonías

Las espigas

Las flores de Punitaqui

Las furias y las penas

Las masacres

Llama el océano

Llegada a Puerto Picasso

Llénate de mí

Llueve...

Locos amigos

Los constructores de estatuas (Rapa Nui)

Los enemigos

Los hombres del nitrato

Los hombres y las islas

Los jugadores

Los libertadores

Los llamo

Los muertos de la plaza

Los puentes

Madrid (1936)

Madrid (1937)

Maestranzas de noche

Mariposa de otoño

Material nupcial

Maternidad

Melancolía en las familias

México (1940)

Mi muchacha salvaje

Migración

Molusca gongorina

Monzón de mayo

Muchos somos

Naciendo en los bosques

No hay olvido (Sonata)

No hay pura luz

No me pregunten

No tan alto

Oda a Federico García Lorca

Oda a la abeja

Oda a la alegría

Oda a la araucaria araucana

Oda a la cebolla

Oda a la crítica

Oda a la cuchara

Oda a la edad

Oda a la envidia

Oda a la manzana

Oda a la pereza

Oda a la poesía

Oda a la tristeza

Oda a la vida

Oda a las cosas

Oda a los calcetines

Oda a los poetas populares

Oda a los trenes del sur

Oda a un reloj en la noche

Oda a una estrella

Oda a Valparaíso

Oda a Walt Whitman

Oda al aceite

Oda al amor

Oda al ancla

Oda al átomo

Oda al caldillo de congrio

Oda al día feliz

Oda al diccionario

Oda al gato

Oda al libro (II)

Oda al mal ciego

Oda al mar

Oda al presente

Oda al tiempo

Oda al vino

Orégano

Padre de Chile

Paz para los crepúsculos que vienen

Pequeña América

Picaflor (II)

Pido silencio

Piedras antárticas

Piedras para María

Pingüino

Rapa Nui

Recabarren (1921)

Resurrecciones

Ritual de mis piernas

San Martín (1810)

Se unen la tierra y el hombre

Sed de ti

Sensación de olor

Sepan lo sepan lo sepan

Serenata

Si tú me olvidas

Siempre

Significa sombras

Silencio

Sin embargo me muevo

Sobre mi mala educación

Sólo la muerte

Sonata con dolores

Sonata y destrucciones

Sube a nacer conmigo, hermano...

Surgen los hombres

Tango del viudo

Tempestad con silencio

Tenéis que oírme

Tengo miedo

Testamento (I)

Testamento (II)

Testamento de otoño

Tiranía

Transiberiano

Un canto para Bolívar

Un día sobresale

Unidad

Valdivia (1544)

Vals

Vegetaciones

Ventana de los cerros! Valparaíso, estaño...

Vienen por las islas (1943)

Walking around

Y cuánto vive?

Y porque amor combate

Ya se fue la ciudad
La canción desesperada

La canción desesperada

Pablo Neruda

20 poemas de amor y una canción desesperada

La canción desesperada

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti en esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé cómo pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.

Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ese fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amargo.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!

Poemas de Pablo Neruda
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Pablo Neruda

20 poemas de amor y una canción desesperada

Poema Versos mas Tristes
Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.»

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Poemas de Pablo Neruda